¡Oh! mi amor, mi consuelo y esperanza,
tú que comprendes todas mis tristezas
y has leído en el fondo de mi alma
el amargo dolor que guarda ella
¡tú! que a mi herido corazón trajiste
el dulcísimo bien de tus consuelos,
no te apartes ya más, mi ruta sigue,
buscando juntos el soñado cielo...

(Enero 19, 1908)

Errante por el mundo voy rodando
Sin nadie hallar que mi dolor comprenda,
Sin hogar, sin amigos y llevando
Por único equipaje mis tristezas.

¿Quién podrá del destino en los arcanos
Descifrar el obscuro porvenir?
¿Por qué, el Dios que tanto veneramos
A eterna lucha nos condena aquí?

Y después de una vida tan ingrata,
¿No encontraremos la soñada paz?
Podrá ser el sepulcro que nos guarda
Principio de un horrible más allá?

¡Nó! esa paz es mi sueño, mi delirio,
Mi única ilusión, mi único anhelo;
Ella aumenta mi fe para el martirio,
En ella sólo, yo concibo el cielo.

(San José, Abril 1902)



(Escrito en honor a mi abuelo)

Mi alma ansiosa
Te busca sin descanso
Determinada a encontrarte
Aunque otros no lo entiendan

Paciente y determinada voy
En el camino de la vida
Aprendiendo lecciones
Que abundan paso a paso

Me levanto si tropiezo o caigo
Y lloro cuando la tristeza
Invade y consume mi mente
Por las penas de este mundo

Sigo adelante, sin embargo
Optimista y positiva
Sonriendo casi siempre
Con fé, con esperanza, confidente

¡Siempre con fé y con esperanza!

Para curar las heridas
Que se abren de vez en cuando
Y duelen cuando uno menos lo espera
Por más fuerte que uno sea

Pues la vida sin sufrir no es vida
Y sin amor, es sólo una ilusión
Un sueño pasajero en el espejo
De nuestro espíritu inquieto

Distracciones, interrupciones
Enfermedades, malas noticias, muertes
Nos conmueven, nos frenan
Nos despiertan, nos angustian

Más, continuemos con propósito y conscientes
De que mientras sigamos
Con nuestro corazón sonriente
Y con amor en las entrañas...

¡Pasaremos el curso que es la vida!

Dios, principio y fin de nuestra jornada
Espíritu eterno, amor eterno
Ilumínanos siempre con tu Luz Divina
Y con la VERDAD, VERDAD, VERDAD

Que eres Tú, que somos Todos...



De Karol Braddock Feld - Para tí "Abuelo"
(Philadelphia, Estados Unidos - Julio 5, 2005)

Jorge Braddock Suárez quedó huérfano a los 15 años de edad. Su padre murió primero trágicamente cuando él era sólo un pequeño de 5 años y luego su madre muere rápidamente de una enfermedad. Sus poemas hablan de sus emociones, inquietudes, frustraciones, su amor por su madre y más tarde su amor por su esposa e hijo, nació el 23 de Abril de 1878 en Bogotá, Colombia y murió en 1944 en San José, Costa Rica.

Envíale ésta página a alguien especial
pulsá en el sobre