Vanidad de creerte sabia y eterna
Mientras contemplas tu cuerpo,
Arrogante, vanidosa y fatua,
En el vacuo espejo de tu alma.
Es tu cabellera el vivo retrato
De Medusa y homenaje diario
Brindas a la memoria de Narciso.
¿Te contesta, acaso, alguna vez,
El eco distante de tu espejo?
Agitas tus arqueadas pestañas 
Como un abanico presuroso
Que exhala suspiros sin destino.
Ojos que respiran la luz robada
De un Sol y una Luna distraídos
Miradas que derrochas sin sentido,
Pues no te interesa que nadie
Con en realidad las atraiga.
¡Tanto maquillaje confunde
Hasta al más tuerto de los ciegos!
Un toque más de rouge
Y más ceñida la cintura;
Joyas que brillen con la luna
Y un pañuelo por si finges llorar.
¡Pobre belleza sin alma!
Un saco de piel y huesos,
Una mariposa de un día,
Que nada has aprendido
En cada una de tus vidas.
Vanidad: pompas de jabón
Para el ser pensante.
Vanidad: vida pomposa
Para un disfraz volátil.
Huye a campo traviesa
Y bebe de la lluvia fácil.
Llora con el rocío, fatuo.
Y alza los brazos al sol.
Que cuando una música lejana
Plácidamente se acerque a ti,
Sentirás que por tus ojos
Transitan dos estrellas.
Y como en un sortilegio sabrás,
Muy a tu pesar, que en el mundo
Hay millones de seres como tú.

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