Una tarde sin tiempo, sin estaciones
nos encontramos por albur los tres.
-¿Es ella?-Pregunto la mujer.
-No... No es ella.- Manifestaste.

Se pobló mi mente de susurros
pronunciados con intenso ardor.
Mi cuerpo se estremeció
al percibir tus fuertes manos
que son parte de mi cuerpo
ahora rodeando otra cintura.

-¿Estas seguro ,¿que no es ella?
-Claro, estoy seguro. Nadie es ella.

Se quebró el momento,
ocultándose el sol
hasta las sombras se fugaron
mientras mi sangre huía.

-Yo vi su foto... ¡Es ella! - Grito...
-No, amor... Nadie existe. Sólo, tú.

Tres veces negaste nuestro amor
solo falto el beso de Judas
y el sacrificio consumado.

Seguiste sus pasos, sin mirarme,
quede allí... Vacía, paralizada
partida en desparejos pedazos.
Mi boca se transformó en una gruta
donde habita una animal que gruñe.

En segundos, mi existencia agonizó.
Fui nubes, vapor, nimbos, humo,
invisible, etérea ,loca,
para al fin repetir
como un eco de campanillas
que el viento mueve a su antojo

¡Tres veces negaste nuestro amor!

Envíale ésta página a alguien especial
pulsá en el sobre