La
angustia se instalo en mi pecho,
revolotea como millones de mariposas monarcas,
en su protegido refugio de México.
Luego
sube hasta mi garganta
quiere escapar, cabalgando en un grito,
pero yo no la dejo.
Astuta
sigue subiendo,
hace presión en mis ojos,
para huir flotando sobre mis lagrimas.
Cierro
mis párpados con fuerza.
Y
momentáneamente vencida.
se recuesta cansada, agazapada,
en mi espíritu.
|