Perdiéronse las neblinas
En los picos de la sierra,
Y el sol derrama en la tierra
Su torrente abrasador.
Y se derriten las perlas
Del argentado rocío,
En las adelfas del río
Y en los naranjos en flor.

Del mamey el duro tronco
Picotea el carpintero,
Y en el frondoso manguero
Canta su amor el turpial;
Y buscan miel las abejas
En las piñas olorosas,
Y pueblan las mariposas
El florido cafetal.

Deja el baño, amada mía,
Sal de la onda bullidora;
Desde que alumbró la aurora
Jugueteas loca allí.
¿Acaso el genio que habita
De ese río en los cristales,
Te brinda delicias tales
Que lo prefieres a mí?

¡Ingrata! ¿por qué riendo
Te apartas de la ribera?
Ven pronto, que ya te espera
Palpitando el corazón
¿No ves que todo se agita,
Todo despierta y florece?
¿No ves que todo enardece
Mi deseo y mi pasión?

En los verdes tamarindos
Se requiebran las palomas,
Y en el nardo los aromas
A beber las brisas van.
¿Tu corazón, por ventura,
Esa sed de amor no siente,
Que así se muestra inclemente
A mi dulce y tierno afán?

¡Ah, no! perdona, bien mío;
Cedes al fin a mi ruego;
Y de la pasión el fuego
Miro en tus ojos lucir.
Ven, que tu amor, virgen bella,
Néctar es para mi alma;
Sin él, que mi pena calma,
¿Cómo pudiera vivir?

Ven y estréchame, no apartes
Ya tus brazos de mi cuello,
No ocultes el rostro bello
Tímida huyendo de mí.
Oprímanse nuestros labios
En un beso eterno, ardiente,
Y transcurran dulcemente
Lentas las horas así.

En los verdes tamarindos
Enmudecen las palomas;
En los nardos no hay aromas
Para los ambientes ya.
Tú languideces; tus ojos
Ha cerrado la fatiga
Y tu seno, dulce amiga,
Estremeciéndose está.

En la ribera del río,
Todo se agosta y desmaya;
Las adelfas de la playa
Se adormecen de calor.
Voy el reposo a brindarte
De trébol en esta alfombra
De los naranjos en flor.



Ignacio Manuel Altamirano, nace cerca de Tixtla, en el estado de Guerrero, México, el 13 de noviembre de 1834, sus padres Francisco Altamirano y Gertrudis Basilio, eran indígenas puros; el primero recibió su apellido del español Juan 
Altamirano, padrino de uno de sus ascendientes. Altamirano cumple 
14 años sin hablar castellano, lengua de la cultura oficial, por lo 
tanto aún no sabe leer y escribir. Inicia precisamente por aquel 
entonces un proceso de alfabetización que sorprende por su rapidez 
y consigue, en 1849, una beca instituida por Ignacio Ramírez "El 
Nigromante" para estudiar en el Instituto Literario de Toluca, donde 
éste mismo imparte sus enseñanzas, siendo además, intelectual y 
librepensador, futuro ministro con Porfirio Díaz, cuyo interés por 
la juventud indígena le convierte en mentor y amigo de Altamirano.

En 1867, restablecida ya la República, consagra por fin su vida 
a la enseñanza, la literatura y al servicio público, en el que 
desempeña muy distintas funciones como magistrado, presidente de la 
Suprema Corte de Justicia y oficial mayor en el Ministerio de Fomento. 
Funda junto a su maestro Ignacio Ramírez y Guillermo Prieto, el Correo 
de México, publicación que le sirve para exponer y defender su ideario 
romántico y liberal; dos años más tarde, en 1869, aparece gracias a 
sus desvelos la revista Renacimiento, que se convierte en el núcleo 
que agrupa y articula los más destacados literatos e intelectuales 
de la época con el común objetivo de renovar las letras nacionales. 
Ese deseo de renacimiento literario y el encendido nacionalismo, que tan bien se adapta a sus ardores románticos, desembocarán en la publicación de sus Rimas (187 1), en cuyas páginas las descripciones de paisaje patrio le sirven de instrumento en la búsqueda de una lírica genuinamente mexicana. En 1868, había publicado Clemencia, considerada por los estudiosos como la primera novela mexicana moderna y había tenido una destacada intervención en las Veladas Literarias que tanta importancia tuvieron en la historia de la literatura mexicana. 
Otras de sus obras de tipo narrativo son: La Navidad en las montañas (1870), Cuentos de invierno (1880). Su novela El Zarco "Episodios de la vida mexicana en los años 1861-1863" es editada póstumamente en el año de 1901.

El 13 de junio de 1889 fue nombrado Cónsul General de España, con 
residencia en Barcelona y posteriormente en Francia (18 de febrero de 1890). Visita Italia y Suiza. Enferma; se traslada a San Remo, Italia, donde muere el 13 de febrero de 1893.

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