Tres cosas me tienen preso
de amores el corazón,
la bella Inés, el jamón
y berenjenas con queso.

Esta Inés (amantes) es
quien tuvo en mí tal poder,
que me hizo aborrecer
todo lo que no era Inés.

Trájome un año sin seso,
hasta que en una ocasión
me dio a merendar jamón
y berenjenas con queso.

Fue de Inés la primer palma,
pero ya júzgase mal
entre todos ellos cuál
tiene más parte en mi alma.

En gusto, medida y peso
no le hallo distinción,
ya quiero Inés, ya jamón,
ya berenjenas con queso.

Alega Inés su beldad,
el jamón que es de Aracena,
el queso y berenjena
la española antigüedad.

Y está tan en fil el peso
que juzgado sin pasión
todo es uno, Inés, jamón,
y berenjenas con queso.

A lo menos este trato
de estos mis nuevos amores,
hará que Inés sus favores,
me los venda más barato.

Pues tendrá por contrapeso
si no hiciere razón,
una lonja de jamón
y berenjenas con queso.



Baltasar de Alcázar (o del Alcázar) nació en Sevilla en 1530, de una familia numerosa y acomodada de conversos: fue el sexto hijo del jurado Luis de Alcázar. Su madre fue madre doña Leonor de León Garabito. Parece ser que estudió humanidades en León, aunque otros dicen que en Sevilla. 

Militó en las galeras del famoso Marqués de Santa Cruz y de Álvaro de Bazán y, luego, al servicio de Fernando Enríquez de Ribera, duque de Alcalá. Fue alcalde de la villa de Los Molares y contable de los condes de Gelves. Como a otros, estas actividades militares y cívicas no fueron obstáculo para escribir la literatura y consagrarse a otras artes. 

Era de carácter alegre y jovial. Estoico por naturaleza y siempre haciendo frente a cualquier adversidad, como a su larga enfermedad de la gota. Humilde. Nunca buscó la fama. La poesía era para él un deleite y una recreación. 

Baltasar de Alcázar murió en Ronda, en 1606.

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