¡Y si después de tantas palabras, 
no sobrevive la palabra! 
¡Si después de las alas de los pájaros, 
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad, 
que se lo coman todo y acabemos!

¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte! 
¡Levantarse del cielo hacia la tierra 
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!
¡Más valdría, francamente, 
que se lo coman todo y qué más da...!

¡Y si después de tanta historia, sucumbimos, 
no ya de eternidad, 
sino de esas cosas sencillas, como estar 
en la casa o ponerse a cavilar! 
¡Y si luego encontramos, 
de buenas a primeras, que vivimos, 
a juzgar por la altura de los astros, 
por el peine y las manchas del pañuelo! 
¡Más valdría, en verdad, 
que se lo coman todo, desde luego!

Se dirá que tenemos 
en uno de los ojos mucha pena 
y también en el otro, mucha pena 
y en los dos, cuando miran, mucha pena... 
Entonces... ¡Claro!... Entonces... ¡ni palabra!

Poeta peruano nacido en Santiago de Chuco en 1892.
La mezcla de su sangre india y gallega produjo en él un resultado exorbitante, le infundió una inquietud agónica y creó en su espíritu la típica psicología del fugitivo.
Su vida, por eso, fue una muerte lenta, que él sentía caminarle por las venas hasta el punto de presentirla prematuramente. Para escapar a las persecuciones de que fue víctima en el Perú, real o imaginariamente, se marchó a Europa, recorriendo Francia, Rusia y España, en un esfuerzo inaudito por sobrevivir.
Publicó en 1918 «Los Heraldos Negros» y «Trilce» en 1922. 
«España, aparta de mí este cáliz» y «Poemas Humanos» , fueron publicados en 1939, después de su muerte.
Después de una vida de estrecheces económicas y tras una larga enfermedad, murió en Paris en 1938.

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