Amor, ya
no te extraño, porque siempre te
encuentro
en la nube viajera, en el astro
distante,
en el rumor del mar, en el viviente
centro
de la flor que eclosiona, en el
áureo levante.
Amor, ya no te busco, porque te
llevo dentro
con la impasible luna, con el sol
abrasante,
con el fulgor de afuera y la sombra
de adentro,
la inmortal siempreviva y el azahar
fragante.
Estás conmigo siempre: te tenga o no
te tenga,
te siento al lado mío, aunque te
encuentres lejos,
en el fondo del alma, bien que no te
retenga,
para advertir entonces, recién, de
la medida
en que te quiero ahora, que vamos
para viejos.
Mi cariño traspasa los bordes de la
vida.
Marilina Rébora (1919-1999) nació y murió en Buenos Aires. Estudió dibujo y pintura junto a Ernesto Riccio, Vicente Puig, Susana Aguirre y Horacio Butler. Expuso sus obras en diversos salones y se halla representada en dos museos provinciales. Paralelamente desarrolló su carrera literaria. Sus primeros poemas datan de 1936, 1937 -algunos en idioma francés como Les étoiles que j’aime, Madame la lune y Mon petit rêve- y 1938. Colaboró en el diario “La Prensa” de Buenos Aires, donde fueron publicados varios de sus poemas. Su primer libro Los días de los días (1969) tuvo gran acogida y elogiosos comentarios por parte de críticos y gente de letras. A él siguieron Libro de estampas (1972), El Río Azul (1975), Tiempos de la vida (1975), Las confidencias (1978), Animalerías (1980), El Lagarto estaba harto (1986) y No me llames poeta (2001) |
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