Red tejida con hilos invisibles,
cárcel de aire en que me muevo apenas,
trampa de luz que no parece trampa
y en la que el pie se me quedó-entre cuerdas
de luz también...-bien enlazado.

Cárcel sin carcelero y sin cadenas
donde como mi pan y bebo mi agua
día por día... ¡Mientras allá fuera
se me abren en flor, trémulos, míos
aún, todos los caminos de la tierra!...



Dulce María Loynaz, poeta cubana nacida en La Habana en 1902 y fallecida en 1997.
Después de Doctorarse en Leyes, colaboró con las más prestigiosas publicaciones de su país y viajó muchas veces por Europa, Asia y América.
Su poesía expresa la feminidad con ciertas pinceladas impresionistas y un toque íntimo como el de pocas poetisas caribeñas.
En 1986 recibió el premio Nacional de Literatura de su país, en 1991 el Premio de la Crítica y en 1992 el premio Cervantes, convirtiéndose desde entonces en directora de la Academia Cubana de la Lengua.

Envíale ésta página a alguien especial
pulsá en el sobre