Me ha quedado clavada en los ojos
la visión de ese carro de trigo
que cruzó rechinante y pesado
sembrando de espigas el recto camino.

¡No pretendas ahora que ría!
¡Tu no sabes en qué hondos recuerdos
estoy abstraída!

Desde el fondo del alma me sube
un sabor de pitanga a los labios.
Tiene aún mi epidermis morena
no sé que fragancias de trigo emparvado.

¡Ay, quisiera llevarte conmigo
a dormir una noche en el campo
y en tus brazos pasar hasta el día
bajo el techo alocado de un árbol!

Soy la misma muchacha salvaje
que hace años trajiste a tu lado.



Fue una gran escritora uruguaya nacida el 8 de marzo de 1892, en Melo, departamento de Cerro Largo. Su padre era vasco español 
y su madre perteneció a una de las familias españolas más antiguas de nuestro país. Su poesía ha enriquecido la literatura de América marcándola con su fuerte y delicada personalidad plena de amor. 
Tal vez por esta razón el público hispanohablante ha leído su poesía desde siempre con tanto entusiasmo.

Su poesía conquistó tan rápidamente la atención del público en general y de los entendidos, que en el año 1929, en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, un grupo de artistas y diplomáticos de distintos países encabezados por el célebre escritor Alfonso Reyes; proclamó a Juana de Ibarbourou, Juana de América.

Ofreció importantes y destacadas creaciones para los niños de su país como lo son: El Cántaro Fresco y Chico Carlos.

Envíale ésta página a alguien especial
pulsá en el sobre