Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.

Hijo de padres argentinos, nació en Bruselas en 1914 y residió en Buenos Aires desde los cuatro años. 
Trabajó como maestro en varios pueblos argentinos y posteriormente se graduó en Letras. 
Bajo el seudónimo de Jorge Denis en 1938 publicó su primer libro de poemas, «Presencia». En 1951, gracias a una beca del gobierno francés, se instaló en Paris donde también se dedicó a las traducciones para mejorar su situación económica. Posteriormente se vinculó a la Unesco trabajando allí hasta jubilarse. 
Además de numerosas novelas y escritos, sobresale su poema dramático «Los Reyes» en 1949.

En 1968 se incorpora a la vida política, inicialmente como defensor de la Revolución Cubana. En 1973, con los golpes de Estado en Chile y Uruguay, que inician la "década negra", Cortázar luchará contra la represión política, que a partir de 1976 se abate también sobre Argentina.

El refinamiento literario de Julio Cortázar, sus lecturas casi inabarcables, su incesante fervor por la causa social, hacen de él una figura de deslumbrante riqueza, constituida por pasiones a veces encontradas, pero siempre asumidas con genuino ardor. Julio Cortázar murió en 1984 pero su paso por el mundo seguirá suscitando el fervor de quienes conocieron su vida y su obra.

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