Hay que andar por el mundo como si no importara.
Sin preguntar el nombre del pájaro y la planta,
ni al capitán del buque, a dónde lleva agua.

Mirar al otro lado del que todos señalan,
que es allí, dónde crece la rosa inesperada.
Hablar con el herrero, del caballo y la fragua,
pero mirando al fuego, con atenta mirada;
puede que en un silencio, veas la salamandra.

Crear el nombre hermoso de alguna imaginaria mujer,
y luego a todos preguntarles con ansia:
si no la han visto, acaso te lleven a su casa...

En la copa vacía beber con esperanza,
tal vez una divina locura, de cristal guarda.
Sacar siempre a los ojos, el aire azul del alma,
ver lo que nunca alcanza la mirada...

Escritor y dramaturgo argentino, nacido en Buenos Aires en 1898 y fallecido en 1971. En 1923, publicó su primer libro de poemas, "El grillo", dedicado al público infantil. Utilizó frecuentemente el seudónimo de Chamico. Continuó luego con su trayectoria de poeta y se inició en el periodismo. Publicó artículos en numerosos diarios y revistas y orientó su obra hacia la sátira, la comedia y el humor. Por aquel entonces, firmaba sus escritos con el seudónimo "Chamico". Además de libros de poesías: "Claro desvelo", "De otro cielo", escribió también farsas para teatro: "La cola de la sirena", "Una viuda difícil", cuentos "Las puertas del purgatorio", "Antología apócrifa", "A la manera de..." y obras para niños: "Balada de Doña Rata", "La escuela de las hadas", "El cuervo del arca" (Premio Nacional de Teatro de 1945).

 
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