Alma, no me digas nada
que para tu voz dormida
ya esta mi puerta cerrada.
Una lámpara encendida
esperó toda la vida
tu llegada.
Hoy la hallarás extinguida.
Los fríos de la otoñada
penetraron por la herida
de la ventana entornada.
Mi lámpara, estremecida
dio una inmensa llamarada.
Hoy la hallarás extinguida.
Alma, no me digas nada
que para tu voz dormida
ya esta mi puerta cerrada.

Juan Guzman Cruchaga fué un poeta chileno que nació en Santiago el 27 de marzo de 1895 y que desarrolló toda su educación en los jesuitas de San Ignacio.
El gran aporte de este escritor a la poesía es que se dio el tiempo para trabajar sus escritos sobre la base de ciertos sentimientos, tales como la ternura. Buscó relacionarse con todo aquello relacionado con el diálogo íntimo y la amistad profunda entre las personas, quienes son en realidad los protagonistas de sus escritos.
A los ocho años de edad compuso sus primeros versos y a los 15 ya publicaba su primer libro. Estudió Derecho en la Universidad de Chile, aunque finalmente no se tituló.
También realizó labores de política internacional y desarrolló una importante carrera diplomática, lo que le permitió estar en diversos países del mundo como Argentina, México, Inglaterra, Perú y Colombia.
Murió el 27 de julio de 1979.

 
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