Se columpió el Índico en su lecho latente
Y mar en puño furioso buscó el cielo
Como mensajeros de la desgracia
Ondulada la superficie comenzó a latir
Y cuando todos despiertos en sueños dormían
La calamidad comenzó a disfrutar.

La espuma que el poeta hacía cantar
Desenfrenada en su fuerza 
Comenzó a degollar, las vidas que inertes
Como troncos apiñados en tierra
Y nuevas estrellas comenzaron a brillar.

El llanto fue la lluvia que anego
Las mejillas del planeta
Y mientras explotan las bombas
Y un niño se escucha llorar
Mi alma siente tristeza
Por lo que se llevo la ola del mar.

El mundo se comenzó a turbar
Preparándose para el año nuevo
Para algunos es ajeno, que el mar no sonrió
Si no que apretó sus dientes
Devorando con ímpetu la inmensidad.

Dice el motivador que la desgracia nos levanta
Que después de la catástrofe habrá un mundo mejor
Pero que les digo a nuestros hermanos de océano
Que le digo a esos padres, hermanos y madres
Que miraban el atardecer de la humanidad
Una cruz perdida en el infinito.

Escombros en el alma, en la playa
Y los cuerpos levaduras, en horno flácido
Aumentan la incertidumbre, todos tienen miedo
Que una ola, derrumbe los universos.

Quisiera dar mis manos para dar de comer
Quisiera dar mi hombro para consolar y entender
Que somos hojas al viento, polvo en esencia
Que vivimos en una telaraña,
Y es el mundo quien nos atrapa.





He desembocado en las espigas de tu corazón
También pienso alunizar en la sonrisa de tu mar
Planeo escalarte con mis propias manos
Llegar a ti a todo galope, solo para mirarte.

Voy a llegar surcando el espacio de tu cosmos
Haré cantar a las piedras, y abriré el Mar Rojo
Bajaré dos estrellas y con ellas construiré una barca
Para cruzar por tu firmamento de azucenas.

Arribaré desafiante al crepúsculo naranja
Caminaré despacio por los pliegues ondulados
Que ocupan un lugar en el jardín del colibrí
Y emigraré con mis manos a tu cintura.

Te tomaré de la mano, y en equilibrio poético
Danzaremos en el filo del universo
Con dulce de caña haremos un nido
Y en nuestra laguna haremos nadar nuestros versos.

Asumiré contigo que el cráter es un paraíso
Anunciaré en las noticias de la mañana
Que una mujer bella, colosal y serena
Ha pintado en mi cuerpo sus huellas.


Donald Quesada Baltodano, poeta de Costa Rica,  dice de si mismo:
"Mi escuela es el universo de los ojos castaños. Mi personalidad es viril, llena de azules esperanzas, como la poesía que es mi género preferido. Personalmente opino que cada día aprendo a vivir. Disfruto mi lectura como la Carta de Jesús al Papa. Mi refrán favorito es: morir de pie, y no vivir de rodillas"

 

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