Son
pocos. La mayoría de los escritores ha de realizar
muchas pruebas e intentos para aprender a resolver
los variados problemas que plantea el hecho de escribir
historias y entretener a los lectores.
A
pesar de esto, recientemente han aparecido muchos
libros, artículos y cursos que "enseñan"
a escribir y que, en realidad, pueden evitar perder
mucho tiempo en las primeras pruebas. Se trata, simplemente,
de dar a conocer algunas de las cosas que los escritores
van aprendiendo con el tiempo y la experiencia. Pero
nadie debe pensar que se trata de recetas seguras.
Es necesario escribir y probar, volver a probar y,
aún, volver a probar. Por ello éste
es uno de los muchos ámbitos en los que dar
consejos resulta siempre arriesgado y, aunque ahora
voy a hacerlo, antes quiero recordar que siempre se
puede decir aquello que se atribuye a Napoleón:
"No me deis consejos que ya sé equivocarme
yo solo".
Otra
advertencia antes de empezar. Aquí se habla,
simplemente, de narrativa tradicional. También
caben en la ciencia ficción obras de tipo más
experimental, pero no las recomiendo en el inicio
de una carrera de escritor. Un editor italiano de
ciencia ficción me hablaba, hace ya unos años,
de como las mayoría de autores noveles italianos
le presentaban, en su primera novela, "la novela
definitiva de su vida", aquélla en la
que ya habían incorporado todo el "mensaje"
temático y estilístico que pretendían
transmitir. No es éste el punto de vista bajo
el cual se escriben estas notas.
Mi
enfoque aquí tiene mucha más relación
con la narración entendida como un oficio y
no como un arte. Los oficios se pueden aprender con
la práctica, mientras que, para las artes,
son imprescindibles cualidades especiales y no sólo
habilidades. Por eso no creo que sea posible enseñarlas.
En la literatura hay obras de arte y de las otras.
Si están llamado a escribir obras de arte,
nadie puede enseñar a hacerlo, tan solo usted
puede lograrlo al expresar lo que lleva dentro. Los
artistas no deberían seguir leyendo. Pero si
lo que pretende es entretener e interesar a la gente
(y no es poca cosa...) tal vez sí pueda seguir
haciéndolo. En realidad, aunque tiene poco
predicamento y a menudo se toma a broma, escribir
best-sellers es una habilidad interesante que se puede
aprender, aunque el factor definitivo es, casi siempre,
que un editor acepte hacer un best-seller de su obra...
aunque sólo pensará en hacerlo si ésta
supera unos mínimos.
En
cualquier caso, empecemos.
Es
imprescindible captar y mantener la atención
del lector
Si
es de aquellos (o aquellas) que saben explicar chistes,
o de esos que cuando cuentan una película a
los amigos logran que éstos se sientan como
si la estuvieran viendo, todo irá bien. Si
eso le ocurre, la verdad es que ya sabe explicar historias
que es de lo que se trata cuando se escribe narrativa
como en el caso de la ciencia ficción que aquí
nos ocupa. Si no es un "narrador natural",
hay cuatro o cinco cosas que se pueden aprender y,
tal vez, le pueden ahorrar horas y horas de pruebas.
Eso es lo que voy a intentar comentar aquí.
Lo
primero que debe tenerse en cuenta, y aún más
en los tiempos que corren, es que si bien usted desea
escribir, no es nada seguro que los demás deseen
leer aquello que escribe. Debería pensar siempre
que el lector está sometido al reclamo de muchas
más actividades de ocio: televisión,
cine, juegos de rol, juegos de ordenador, deportes,
artes y un larguísimo etcétera.
Si
el lector le hace el favor de utilizar su precioso
tiempo para leer sus historias, debe ser a cambio
de algo que le pueda compensar. Ese algo es muy diverso
y, en el caso de la ciencia ficción, las posibilidades
aumentan.
Los
elementos de la narración
Se
puede interesar al lector describiendo un entorno
nuevo y sorprendente: una sociedad nueva, una tecnología
diferente, unos seres extraños, unas costumbres
distintas, etc. En la ciencia ficción éste
es un elemento con muchas posibilidades y, en realidad,
el famoso "sentido de lo maravilloso" de
que se habla como rasgo característico del
género reside a menudo en ese entorno que los
anglosajones etiquetan como background.
También
se puede interesar al lector con la idea central de
su historia.
A
veces la idea descansa, precisamente, en el entorno
extraño en el que transcurre la narración
y, si la ciencia ficción es realmente una "literatura
de ideas", muchas veces todo arranca a partir
de una idea.
Veamos
un ejemplo famoso: ¿qué ocurriría
si el sexo de una persona no fuese estable y, a lo
largo de la vida de un individuo, éste pudiera
ser tanto varón como hembra? Una respuesta
se puede encontrar en La mano izquierda de la oscuridad
de Ursula K. Le Guin, uno de los clásicos indiscutidos
del género. En la ciencia ficción, a
menudo (aunque no siempre) la idea es el motor inicial
de las narraciones o, en todo caso, de la voluntad
del escritor para narrar una historia.
Otra
posibilidad es interesar al lector con los personajes.
Pueden ser atractivos o repulsivos pero, en cualquier
caso, no deben dejar indiferente al lector. Fíjese,
por ejemplo, en los culebrones: J.R., en Dallas, era
lo suficientemente malvado para interesar a los espectadores
como también interesan, por otras razones,
los héroes positivos. A menudo los lectores
se identifican con uno de los personajes y éste
es el sistema más viejo y seguro para mantener
la atención del lector. Eso sí, los
personajes deben reaccionar como lo haría un
ser humano con los conocimientos y el carácter
que el escritor deja entrever que pueda tener el personaje.
Y, lo más importante de todo, el personaje
central, el protagonista (y, si es posible, los demás
también) debe cambiar en algo como consecuencia
de aquello que le ocurre. Todos sabemos que la vida
nos va cambiando poco o mucho y no sería verosímil
que un personaje pase por un montón de aventuras
y no evolucione.
En
realidad, demasiadas historias de ciencia ficción
tienen poco prestigio literario o narrativo debido
a que los personajes son de "cartón-piedra"
y no reaccionan como cabría esperar lógicamente
como consecuencia de todo lo que les ocurre. Piense
por ejemplo en el Hans Solo de La guerra de las galaxias,
el James Kirk de la primera Star Trek, o, para seguir
con Harrison Ford, en las películas de Indiana
Jones. Para ellos las aventuras no significan nada.
Siguen siempre igual. No es creíble. Intente
evitarlo.
Pero
si, a veces, aceptamos personajes que no evolucionen,
con toda seguridad es porqué la trama de la
historia resulta suficientemente interesante y mantiene
la atención del lector o espectador. Las aventuras
de Indiana Jones, Hans Solo o James Kirk son, por
sí solas, lo bastante eficientes para mantener
el interés de los que siguen la historia. Aquí
se hace imprescindible un consejo: no lo cuente todo,
deje que el lector siga intrigado por algo que le
mueva a girar una hoja tras otra. Fíjese, por
ejemplo, en la técnica de los culebrones que
van liando y liando el argumento para mantener el
interés de los espectadores. Aunque, eso sí,
si complica la trama debe pensar que la narración
ha de finalizar atando todos los cabos de forma que
el lector no se sienta engañado. A los autores
de culebrones puede no serles necesario, pero a los
buenos narradores de ciencia ficción sí.
Por otra parte no olvide nunca que algo de misterio
es, a menudo, imprescindible: imagine la pobreza temática
de la saga de La guerra de las galaxias sin la "Fuerza"...
En
realidad para mantener la trama hacen falta conflictos.
Los personajes deben tener problemas y la trama debería
explicar como se plantean esos problemas, como los
personajes buscan diversas soluciones y como se llega
a la solución o, también, como los personajes
fracasan en su intento.
Los
problemas o conflictos deben ser tanto grandes (el
central en la narración) como pequeños
(los que dan "vida" a la historia y mantienen
la acción en movimiento). Suele ser conveniente
que haya un clímax general que resuelva la
historia, pero debe construirse a partir de pequeños
climax parciales que resuelvan los problemas menores
que van conduciendo la narración hasta la resolución
(o el fracaso de ese intento...) del conflicto principal.
Es evidente que todo esto depende mucho de la longitud
de la narración y no se pueden dar recetas
únicas. En cualquier caso, sí conviene
destacar aquí que personajes distintos deben
resolver de formas diferentes unos mismos conflictos
o, para expresarlo aún con mayor claridad,
a personajes diferentes, unos mismos hechos les deberían
generar conflictos diferentes.
Un
breve resumen provisional
Ya
tenemos cinco elementos que pueden mantener el interés
del lector.
Hay
varios más, pero éstos son los centrales
en la gran mayoría de historias. Es lógico
que en cada narración pueda dominar uno o más
de esos factores. En las novelas de aventuras a menudo
es la trama y los conflictos y los peligros a que
se enfrentan los personajes el aspecto dominante y
lo que mantiene el interés del lector. En los
relatos cortos a menudo es una idea, mientras que
en las narraciones más largas hay que organizar
la historia central rodeada de otras historias menores
que la complementen, siempre y cuando el lector no
pueda encontrar gratuitas esas historias laterales
y, además, encuentre fácil relacionarlas
de forma natural con el hecho central de la novela.
Para
sintetizarlo podríamos decir que:
·
La trama es lo que sucede.
· El conflicto es la razón final de
lo que sucede, el motor de la trama.
· El entorno es el lugar y las circunstancias
donde sucede la trama.
· Los personajes son aquellos a los que les
suceden las cosas que ocurren, quienes evolucionan
y cambian como consecuencia de lo que sucede.
· La idea, si existe explícita como
elemento central, es lo que ha movido al escritor
pero, y esto es muy importante, debe ser mostrada
de forma indirecta por medio de los otros elementos.
Conviene
recordar que es imprescindible mantener la atención
del lector mientras está leyendo y, también,
después de haberlo hecho. El lector, cuando
acaba de leer, debe pensar que le ha sido rentable
el tiempo que ha otorgado a su narración. Puede
haber pasado un buen rato con ella y considerarla
un buen entretenimiento aunque haya sido intranscendente;
o puede haber encontrado un interesante motivo de
reflexión en una buena idea especulativa; o
sentirse maravillado por un entorno extraño
y sorprendente.
Aunque
no se debe olvidar que, muy a menudo, es el personaje
central quien puede haber focalizado y mantenido el
interés del lector y, por lo tanto, aquello
que perviva en su recuerdo.
Inventar
historias
Parece
que el problema principal de los nuevos escritores
es "encontrar las historias". Muchos autores
de esos libros o cursos que pretenden enseñar
a escribir narrativa, dicen que la pregunta más
repetida es: ¿de dónde sacan los escritores
sus historias? No hay una receta fácil ni única.
Graham
Greene habló de la necesidad de que el narrador
sea un buen observador y yo creo que esto también
vale para los escritores de ciencia ficción:
exagere algún rasgo de una tendencia social,
tecnológica o económica observable,
ponga a un determinado personaje en un entorno extraño
o en una situación imprevista, invente lo que
ocurriría si..., etc.
Pero
los caminos para encontrar historias son muy variados.
Siempre podrá encontrar alguno nuevo.
De
hecho, tras años y años de ciencia ficción,
la mayor parte de las historias que pueda inventar
es muy posible que ya hayan sido narradas. Orson Scott
Card aconseja que no se preocupe por ello. Es difícil
que tenga ideas nuevas que no hayan sido ya exploradas.
Pero, aunque repita historias (evitando siempre el
plagio, evidentemente...), les puede dar un tono o
un enfoque distinto, un punto de vista nuevo. Piense,
por ejemplo, en "Aviso" de Cristóbal
García que ganó el premio UPCF del año
1993 (BEM número 35).
La
historia que nos narra Cristóbal posiblemente
no sea nueva, pero el planteamiento lo es y el cuento
resulta interesante y efectivo.
A
veces, cuando le falten temas para nuevas historias,
puede practicar a partir de un viejo cuento que haya
leído tiempo atrás y que todavía
puede recordar. Sin releerlo de nuevo, tan sólo
a partir del recuerdo que guarda, escriba su versión.
Cuando lo haya hecho, compárela con el cuento
original y fíjese en las diferencias. Es un
buen ejercicio. Como la memoria es siempre muy selectiva,
puede ocurrir que su cuento resulte francamente distinto
del original y sea incluso utilizable.
Robert
A. Heinlein, uno de los escritores más admirados
en Estados Unidos, hablaba de tres tipos centrales,
y para él únicos, de historias:
·
chico-encuentra-chica: una historia de amor o de búsqueda
o de fracaso de este amor. Las variaciones son infinitas.
· el sastrecillo valiente, o su inverso: la
historia de un triunfo o de un fracaso.
· el-personaje-que-aprende: la historia de
alguien que piensa de una manera al iniciarse la narración
y que, como consecuencia de los conflictos y de lo
que le sucede, cambia de forma de pensar.
Seguro
que hay muchas variaciones posibles, pero si Heinlein
logró construir una carrera de éxitos
con esto, tal vez le pueda ser útil también
a usted. Recuerde que Heinlein fue el primero que
logró vivir de su carrera como escritor de
ciencia ficción. En nuestro país eso
es, por ahora, imposible, pero tal vez en un futuro...
Alguien debería comenzar.
Un
camino para construir historias
Para
finalizar esta breve recopilación de consejos
le daré mi versión resumida de los pasos
más interesantes que los editores de Asimov's
Science Fiction recomiendan para escribir ciencia
ficción, y es justo decir que parecen muy razonables:
·
Empiece con una idea
· Lleve esta idea a la vida por medio de un
conflicto (no caiga en las disertaciones de profesor,
son demasiado aburridas...)
· Utilice los personajes que mejor puedan "dramatizar"
el conflicto, y haga que cambien en su forma de ser
y/o de pensar por efecto de lo que les sucede.
· Establezca una secuencia de los hechos que
ocurren, una trama, que pueda mostrar los pasos principales
a través de los cuales sus personajes detectan
el problema o los problemas, buscan las soluciones
posibles e intentan llevar a la práctica dichas
soluciones.
· Prepare un buen entorno para rodear y ambientar
todo lo que sucede en la historia. Haga que sea razonable.
No hace falta que explique con detalle todo lo que
haga pensado como entorno pero, como futuro escritor
que quiere ser, debe tenerlo muy claro en su imaginación.
· Si es posible, inicie la historia en mitad
de un conflicto para atraer al lector. En la mayoría
de los casos, el escritor debería tener clara
la estructura general de la trama: planteamiento,
nudo y desenlace según establece la tradición
clásica, pero nadie le obliga a que la narración
sea completamente lineal.
· Busque un buen punto de vista para explicar
la historia. (Conviene decir que éste es un
apartado bastante complejo y que merecería
un tratamiento aparte que ahora no es posible).
· Déjese de teorías y ... ¡escriba!
Advertencia
final
Todo
esto es, debería resultar evidente, insuficiente
para escribir profesionalmente, pero no para empezar.
Tal vez podría resultar interesante que intente
estudiar algunos cuentos o novelas que haya leído
y lleve a cabo un sencillo ejercicio para buscar en
ellos los cinco elementos antes citados: identifique
los conflictos principales, analice la estructura
de la trama, localice el punto de vista bajo el cual
está narrada la historia, vea como cambian
los personajes principales, estudie la congruencia
del entorno y lo que aporta a la narración,
sintetice la idea central. En realidad, la mayoría
de los talleres literarios funcionan así, aunque
puedan ir acompañados de exposiciones más
o menos teóricas.
La
práctica es, en definitiva, la única
que enseña de verdad. Empiece analizando la
práctica de los demás y, también,
practicando usted. El camino no es corto, pero vale
la pena.
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