Había una vez, un reino verde, la gente tenía la piel verde el cabello verde, las flores eran verdes, los pájaros eran verdes, las casas, el césped, las montañas, TODO ERA VERDE.

Como cuando nacieron todo era verde, los reyes, el príncipe y toda la gente que habitaba el Reino Verde, no conocía otro color, para ellos era natural verse verdes, bueno verse es una manera de decir, porque los espejos al ser verdes no reflejaban nada, solo podían verse los brazos y algunas partes del cuerpo.

Pero un día verde todo cambió, estaban todos en la plaza festejando el cumpleaños número veinticinco del príncipe Francisco IV, la gente bailaba mientras la orquesta tocaba con gran entusiasmo y los reyes con el príncipe en el palco mayor, miraban a su pueblo sonrientes, cuando un estruendo dejó a todos inmóviles, por la calle principal avanzaba un caballo a gran velocidad, montado por una hermosa joven, y detrás dos perros de gran porte.

Todos quedaron extrañados, boquiabiertos, nunca habían visto un caballo negro, y la joven, de larga cabellera pelirroja, piel blanca tenía unos ojos azules, increíbles labios rojos, un suntuoso vestido blanco, y dos perros, uno blanco con manchas negras y otro marrón cobre y algo no esperado, ella lloraba desconsoladamente. Se apeó del caballo y el príncipe que quedó eclipsado con su belleza y sus colores bajó a recibirla.

La princesa al ver a toda esta gente verde, se asustó, y el llanto se transformó en miedo, pero miró los ojos del príncipe y su mano extendida, en ese instante perdió el miedo y volvió el llanto. Francisco IV la ayudó a subir al palco, el Rey y la Reina la hicieron sentar entre ellos y le preguntaron que le pasaba, mientras la gente miraba, admiraba el caballo y los perros.

La joven resultó ser una princesa del Reino Morgan, fueron invadidos por una horda de salvajes cavernícolas que viven en las grandes cordilleras de Cerro Alto. Prisioneros casi todos los soldados, ella y sus padres, varios caballos y los perros escaparon por un túnel que pasaba debajo del castillo y llegaba al bosque.

Sus padres ancianos no podían montar, ella les dijo que buscaría ayuda y regresaría, durante tres días cabalgó y cabalgó,  sólo se detenía para dar agua a los perros y al caballo, los cuales estaban con mucha hambre.

El rey ordenó que siguiera la fiesta, que los criados llevaran los animales para que descansen y coman y todos fueron al Castillo para que la princesa se aseara y comiera, además de contarles que fue lo que realmente pasó en el reino Morgan.

La princesa contó que estaban todos durmiendo cuando sintieron un estruendo, al asomarse al balcón vieron que unos quinientos hombres de cabello largo, andrajosos, vestidos con pieles de animales y armados con lanzas y palos atacaron a los centinelas y luego entraron al castillo apresando a los soldados que por estar dormidos no pudieron defenderse. Sus padres la tomaron de la mano y corrieron al pasadizo secreto del castillo, pero sus padres estaban muy cansados para escapar por el bosque, ella se ofreció a buscar ayuda, en el pasadizo había caballos, comida, agua, mantas por lo cual ella estaba tranquila que sus padres estarían bien.

El Rey se mostró preocupado, porque era muy difícil ayudarlos, ellos no eran un reinado guerrero, nunca lucharon ni pelearon con nadie, no tenían armas, no tenían soldados, el pueblo era agricultor y ganadero. Se paseaba el Rey por su amplio despacho, pensando y pensando. Mientras la reina hablaba con la princesa que se llamaba Juliana.

La Reina le tocaba el cabello rojo, la piel clara y se extrañaba, nunca había visto tantos colores. La princesa Juliana pregunto porque todos eran verdes, la Reina le dijo que no sabía, que pensó que toda la gente de todos los reinos eran verdes que ella nació así, y si bien, había un libro con la historia del reinado Verde, no se podía leer porque el libro era verde y la tinta también, así que nadie pudo saber cual fue la historia de este reinado.

Regresó el Rey y le preguntó a la princesa, si en su reinado todos tienen colores en la piel y en el cabello y si los invasores también eran de colores. Sonriendo la princesa le dijo que sí, que todo el mundo era de color, piel más clara o más oscura, cabellos rubios, castaños, pelirrojos, negros, ojos de distintos matices, ropa de todas las coloraciones inimaginables, lagunas azules, ríos verdes o azules, montañas marrones, animales y aves de distintos colores.

El Rey sonrió ampliamente y dijo:- tengo la solución. Como nosotros somos verdes, nuestros caballos son verdes, entraremos al reino ocupado disfrazados de plantas y arbustos, al ser verdes nos ocultaremos en los árboles, y así desarmaremos a los intrusos.

Parte el Rey, el Príncipe y todos los hombres del pueblo para salvar al reino Morgan, calcularon llegar con el día para potenciar su color, cuando llegaron el Rey dio las instrucciones. Rodearon el pueblo, escondidos en el espeso bosque, luego cada uno se preparó un arbusto que los cobijara, las instrucciones eran esconder las armas y soltar los caballos de los invasores.

Los arbustos empezaron a avanzar, tres pasos y se detenían, tres pasos y se detenían. Los usurpadores veían ese movimiento y miraban extrañados como la vegetación rodeaba el pueblo mientras avanzaba a un ritmo parejo, formando un cerco verde.

No hubo necesidad de robar las armas, al grito de “este reino esta embrujado” tomaron sus caballos y salieron corriendo sin mirar atrás con una velocidad que ni un perro galgo hubiera igualado.

Salieron de los arbustos el rey, el Príncipe y todos los demás servidores del rey y no podían creer lo que veían, todos tenían colores se miraban sonrientes descubriéndose, el Príncipe tenía el cabello negro igual que su padre, sus ojos eran grises, las carcajadas de felicidad inundaban la plaza y corrieron a los calabozos del castillo para sacar a los soldados que habían sido apresados y también había una gran cantidad de hombres del pueblo encerrados en ellos.

Luego se dirigieron a los pasadizos secretos que les marcó un ama de llaves y encontraron al anciano Rey, su esposa y cien criados que ellos habían dado refugio. En las noches cuando todos dormían salían de allí y rescataban a todos lo que podían.

La algarabía fue total, el pueblo liberado salía a las calles y bailaba y cantaba, ofrecieron un banquete para el Rey, el Príncipe y el pueblo del Reino Verde. Esa noche decidieron volver, los cargaron de regalos y se prometieron visitas.

En el camino Padre e hijos se manifestaron preocupados, ellos regresaban con hermosos colores y en el pueblo seguirían con ese color verde, ¿Cómo los recibirían?, ¿Cómo continuarían con su vida?, atribuyeron el color verde a la zona donde estaba enclavado su reino, no encontraban otra explicación, quizás a la altura, quizás a la gran vegetación, imposible saber el porqué.

Llegaron temprano, el sol asomaba sus rayos entre nubes de algodón, el pueblo aun estaba dormido, ellos notaron algo extraño, pero no podían darse cuenta que era, entraron al castillo con temor a la reacción de la Reina cuando los viera de colores, pero para su sorpresa ella bajaba las escaleras con su cabellera rubia, larga, sus hermosos ojos azules y una sonrisa que iluminaba todo tu ser. El rey la abrazo y dijo pensé que solo habíamos cambiado de color nosotros:- ¿Qué paso aquí?

La Reina Cristina le explica que todos a la vez cambiaron de color y cuando esto pasó, fue al libro de historia del Palacio que había recuperado sus colores y allí estaba la respuesta.

Explicaba el libro que en el año 101 había unos reyes muy egoístas que no les importaba nada de nadie, ni de sus servidores, ni de nadie de los alrededores que sólo vivían para ostentar lujosos trajes y joyas, mientras el pueblo fenecía de hambre. Un hada que por allí pasaba, escuchó las súplicas de un labrador y agitando muy triste su varita mágica, condenó al reino a vivir con el color verde, sólo cuando haya unos reyes que hagan una gran obra por el prójimo, volverían a los colores normales.

Ese fue el momento que en que el Rey y el Príncipe Francisco liberaron a otro reinado y ese fue el instante que todos sus habitantes recuperaron los colores.

Paso el tiempo y hubo una gran boda entre la Princesa Juliana y el Príncipe Francisco IV, la fiesta unió a los dos reinados que fueron felices y se destacaron por ayudarse unos a otros. Y colorín colorado este cuento se ha terminado.


Envíale ésta página a alguien especial
pulsá en el sobre